Taking Issue

The "New Drugs" and the Research We Haven't Done
E. Fuller Torrey
Psychiatr Serv 2000;51 279
http://ps.psychiatryonline.org/cgi/content/full/51/3/279

Psychiatr Serv 51:279, March 2000
© 2000
American Psychiatric Association

Los Nuevos Fármacos y la Investigación que no hemos hecho

E. Fuller Torrey, M.D., executive director, Stanley Foundation Research Programs, Bethesda, Maryland

Los “nuevos fármacos”, artículo sobre la clorpromacina y la reserpina que aparece reimpreso en este número de la revista, es de interés por su capacidad para resaltar a los lectores de hoy día la investigación que no hemos sido capaces de realizar durante estos 44 años desde la publicación del artículo original.


En su comentario acerca del artículo, el Dr. Cancro está en lo cierto al advertir que “muchas de las preocupaciones expresadas en el artículo del año 1956 permanecen vibrantes hoy día. Y permanecen vibrantes porque no hemos sostenido la investigación específica necesaria para hacerlas menos vibrantes.

El artículo de 1956 discute acerca de la “selección de pacientes” y de “qué tipo de pacientes deberían ser tratados con los nuevos fármacos”. Pero casi medio siglo más tarde, ¿qué sabemos acerca de la predicción de respuesta de un paciente concreto a un fármaco determinado? ¿o sobre qué paciente padecerá un determinado efecto secundario?. El NIMH (Instituto Nacional de Salud Mental) ha auspiciado un patético y escaso estudio sobre estos asuntos y ha cedido la investigación sobre fármacos básicamente a las compañías farmacéuticas., cuyos objetivos se centran en cuestiones capaces de ofrecer grandes rendimientos económicos potenciales.

El artículo de 1956 también discute el tema del cumplimiento de los pacientes y advierte que “si sabemos que un paciente se comporta de forma agresiva sin la medicación, pero mantiene una conducta dócil y aceptable en casa cuando la toma, deberemos preguntarnos si la seguirá tomando cuando salga del hospital. Con la excepción de unos cuantos estudios, ni el NIHM ni el Center for Mental Health Services (CMHS) ha sostenido demasiada investigación acerca de la conciencia de enfermedad, las razones para el no-cumplimiento de la medicación, actuaciones anticipadas, tratamiento obligado ambulatorio u otras prácticas relacionadas

Finalmente, el artículo de 1956 advierte que “la rehabilitación vocacional va a iniciarse en muchos hospitales casi por primera vez”. Fountain House, el “clubhouse” original llevaba en funcionamiento 8 años cuando el artículo de 1956 se escribió. Pero aún hoy día hay menos de 200 clubhouses en el país, a pesar de su comprobada eficacia como recurso para la rehabilitación e integración social. Disponemos de multitud de ejemplos de pequeños programas vocacionales que funcionan, tales como Fairweather Lodges, pero ni el NIMH ni el CMHS han prestado mucha atención a los mismos. De forma similar debiéramos haber llevado a cabo investigación acerca de la calidad de vida y de los resultados de los tratamientos comunitarios para los cientos de miles de pacientes que fueron desistitucionalizados después de la revolución farmacológica, pero tanto el NIH como el CMHS han auspiciado muy escasa investigación en este sentido.

El artículo de 1956, entonces, nos recuerda la enorme importancia de la irrupción farmacológica. Pero también nos recuerda nuestro fracaso en llevar a cabo los siguientes pasos y mejorar las vidas de nuestros pacientes una vez que han abandonado el hospital


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